El descansillo de Juancho


Las alumnas Fátima Fernández y Lucía Molina han sido las encargadas
de llevar a cabo la entrevista a Juancho.
Es un placer para nosotros comenzar esta revista entrevistando a uno de los profesores más conocidos de nuestro instituto, Juan Antonio Hernández, universalmente conocido como Juancho.
Después de tantos años se va de este instituto, habiéndose ganado el cariño y respeto de todos, incluyendo profesores y alumnos generación tras generación. Su carisma y filosofía desprenden un buen rollo que hace que sea único y especial para todos, y por supuesto, será recordado.

-¿Cuántos años llevas ejerciendo como profesor?

Bueno, yo empecé en Almería en el año 1981 y vine a Nerja en el 1992. 34 años, pasando por Almuñécar y luego por Ronda. Es una profesión que no está hecha para quienes no quieren salir de sus pueblos.

-¿Por qué decidiste estudiar filosofía?

Cuando yo estudiaba en el colegio, normalmente casi decidían por ti. Entonces, a partir de unos cursos me mandaron a letras y tuve que elegir entre las carreras de esta rama. En un principio comencé psicología, luego compaginé psicología con filosofía y al final, cuando tuve que decidir, la filosofía me resultó más atractiva y también me permitía más tiempo libre.

-¿Qué anécdotas destacarías de tus años de enseñanza?

Anécdotas... no sé si son anécdotas, errores, confusiones, manías... yo recuerdo una vez que fui al instituto y estaba cerrado y resulta que era fiesta. Sobre todo tenia muchos errores con los nombres, para mi es más fácil recordar el sitio donde se sentaba cada uno.

-Una cosa curiosa que me impresionó era que teniendo tantos alumnos en el instituto, siempre te acordabas de algo de cada uno.

Luego como anécdota hablando de los nombres, el propio nombre de Juancho es una cosa que cuando yo estaba en el colegio, de 10 a 17 años ya me llamaban Juancho y eso apareció allí. Y hace unos 10 años o 12, muchos alumnos comenzaron a llamarme así y se recuperó, por eso se me puso ese nombre.

-Los primeros que te tuvieron aquí, dándoles clase, te recuerdan como Juan Antonio.

Si, que serán vuestros padres.

-Más bien mis hermanas, o mi tía, que te paras a pensarlo y es como wow.

-Sí, mucha gente, claro, y ver a un hombre que ya lo había tenido antes, digo bueno, no molesta en absoluto.

-¿Por qué en tu clase siempre das un descansillo?

Por mi bien y por el vuestro. Yo recuerdo los primero años que comencé a dar filosofía y las clases se hacían eternas, estar hablando casi una hora de cuestiones filosóficas y encima con mi voz monótona y pausada, a esta gente las tengo que hacer dormir pensaba yo, y bueno si la filosofía es discusión hay que hacer descansillos pausados para filosofar. Al principio, las llamaba pausas y luego leí con el tiempo una cita de Confucio, “el que oye olvida, el que ve recuerda y el que hace aprende” y claro, tanto hablar no es bueno. Y ya he seguido. Por eso os digo muchas veces que más que anécdotas, son manías ¿no? Tiene uno manías que se van continuando. También siempre he dado las clases de pie, nunca me ha gustado estar sentado dando clase, son cosas que siempre han sido así.

-¿Que tienes planeado hacer ahora que te jubilas?

En realidad planeado no tengo nada, pasear el perro por la mañana.

-Ahora tendrás mucho tiempo libre.

-Intentar molestar lo menos posible, ¿no os fijáis muchas veces cuando vais andando con prisa, porque quienes trabajan van con mucha prisa, y os encontráis jubiletes en la acera y no os dejan pasar andando, charlando, saludándose? Detalles de esos pueden ser algo que merezca la pena.

-¿No te llama la atención viajar?

-Bueno viajar... a los muchachos todavía hay que soltarles pasta y no me va a llegar el sueldo para viajar, pero bueno algún viajecito si se hará ¿no?

-Eso, hay que disfrutar.

-Todavía están los niños estudiando, a ver si se independizan ya de una vez.

-Y bueno, ¿Cómo definirías tu paso por el instituto?

Mi paso por el instituto es extraordinario, vine aquí por casualidad, por un traslado y me he quedado por voluntad. Ante los alumnos, compañeros y un clima tan favorable es mejor no hacer mudanzas.

-Darte las gracias, por esta entrevista.

-Gracias a vosotros por acordaros de mi.

-Te vamos a extrañar muchísimo, nos ha encantado tenerte a ti como profesor.

-Cada uno somos diferentes y mi gusto y deseo es que a quien venga, tratarlo como a mí, que no lo dudo.





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